Nada más lindo para una pareja enamorada que pasear tomados de la mano, abrazarse, besarse bajo la lluvia o hacerse una caricia en la mejilla. ¡Que perfecto! Pero no para nosotros, justo cuando menos te lo esperas, un fuego labial hace su aparición.
En términos de fisiología, el beso comienza al primer contacto de los labios y es pura cuestión de terminales nerviosas. Y si pones la palabra “beso” en el buscador de Google la palabra arroja tan solo 121 mil millones de resultados.
Ahora, si vamos a seguir explicando más de este tema, valdría la pena decir que cuando vas a besar a alguien debes asegurarte de que no tenga un fuego labial, o, al contrario, si vas a hacerlo no lo hagas cuando tengas uno.
Recuerda que el fuego labial es una infección causada por el virus del herpes simple que, en forma de ampolla, se desarrolla y crece a través del contagio. Suele aparecer como una mancha pequeña de color rosado y, al principio, los síntomas para detectarlo son comezón y ardor en la zona. De forma rápida, el fuego labial se expande, haciéndose más grande y tomando color rojo, provocando un dolor punzante y muy molesto.
Al presentarse esta lesión alrededor de la boca resulta altamente contagiosa a través de los besos, por lo que será importante que evitar besar a alguien que tenga esta infección. De hecho, una de las principales vías de contagio es cuando se produce un intercambio de saliva con una persona afectada.
Así mismo, es importante no tocar las zonas afectadas por el herpes labial cuando se encuentran activas, y en el caso de hacerlo, evitar tocar otras partes del cuerpo después, ya que se corre el riesgo de que la infección se extienda hacia otras zonas como nariz y ojos.
Lo mejor de todo esto es que con Cicloferon® el fuego sí está controlado desde los primeros síntomas. Aplícalo con un hisopo 5 veces al día para detener la multiplicación del virus y aliviar cuanto antes la lesión y poder protagonizar aquella escena de amor tipo Hollywood que tanto anhelabas.
